La famosa marca estadounidense Abercrombie & Fitch, conocida años atrás por su poca diversidad de talles y discurso discriminatorio, desde el año pasado se encuentra celebrando de lleno al movimiento “body positive” y a la diversidad de género a través de sus nuevas campañas publicitarias. Ver personalidades y corporalidades diversas siendo aplaudidas en marcas tan globales como esta empodera, valida y refresca la narrativa de los estándares de belleza, dándole pie a otras marcas a inspirarse y sumarse al cambio.

En la Campaña 2020 “Face your Fierce” (Enfrenta tus fuertes) podemos observar un repertorio de activistas, deportistas y modelxs tanto transgénero, como plus size y de la comunidad LGBTQ+ siendo representadxs, por ejemplo. En agosto de 2021 la campaña “Denim Your Way” (Denim a tu manera) continuó con la marea de inclusividad y diversidad de cuerpos al mostrar a una gran variedad de influencers, clientxs y modelxs en sus redes sociales usando las prendas de ropa de la marca en sesiones fotográficas profesionales y situaciones cotidianas como parte de la movida publicitaria.
Esto se siente como una bocanada de aire fresco para una marca con su reputación: el ex CEO de Abercrombie Mike Jeffries (quién estuvo a la cabeza desde los 90 hasta el año 2014) ha hecho declaraciones como “Nosotros contratamos gente linda en nuestras tiendas porque la gente linda y atractiva atrae a otras personas lindas y atractivas…nuestro marketing va dirigido a esas personas solamente, y no a otras” y “Mis tiendas tienen éxito porque no contrato a gordas y porque viene gente linda”. A su vez durante el mandato de Jeffries, no sólo se destacaban por tener el talle L como el más grande, sino también, por contratar a vendedorxs que tuvieran el pelo, cuerpo y hasta el largo de las uñas de una determinada manera. La infame política del “look Abercrombie” aterrorizaba a empleadxs y clientxs con la exigencia de un estilo convencionalmente atractivo a lo “chico cool californiano”: rubio, bronceado y delgado.
“Me acuerdo cuando era chica e iba al shopping con mi familia, mi papá entraba al local de Abercrombie con mi hermana y yo esperaba afuera con mi mamá hasta que terminaran de comprar, porque sabía muy bien que esa ropa nunca me entraría. Lo único que puedo decir ahora es: LOS TIEMPOS CAMBIAN BEBÉ, ACÁ ESTOY”.
Da la sensación de que esta oleada de inclusividad de Abercrombie no es una mera estrategía de marketing, y que la representación de los cuerpos reales y diversos no es ninguna moda: llegó para quedarse.
Por: Lucila Lendner