Test de Bechdel: espejito, espejito ¿me veo representadx en la pantalla grande?

Sea en el sillón de casa viendo Netflix o en una sala de cine comiendo pochoclos, desde chicxs la mayoría elegimos pasar parte de nuestro tiempo viendo una serie o película. Parecería un acto bastante trivial “mirar una peli”, pero no lo es: cuando una historia o un personaje logra atravesar la pantalla no sólo nos puede llegar a tocar una fibra (y hacer cuestionar otras) o enseñarnos alguna moraleja, sino también tiene el poder de suscitar sentimientos desconocidos hasta el momento y condicionar nuestra manera de actuar.

Entonces me pregunto, ¿qué tipo de series y películas consumimos? ¿qué nos intentan transmitir (o vender)? y ¿quiénes son representadxs en la pantalla grande?

Propongo poner bajo la lupa algunas de nuestras películas y series favoritas, no para cancelarlas (que de nada sirve), sino para verlas en otro contexto, en uno más actual. Para ello, traigo a la luz un test que se utiliza, con mayor frecuencia en Estados Unidos, para medir la inclusividad y representación de las diversidades en la industria del cine y televisión. 

En 1985 Alison Bechdel, una caricaturista norteamericana, creó un cómic llamado “La Regla” en el que dos mujeres se ponen a discutir antes de ir al cine. A la hora de elegir la película una le comenta a la otra que tiene una regla: sólo ve películas en las que haya al menos dos personajes femeninos y que estos hablen de algo que no tenga que ver con un hombre. Diseñado como un chiste para mostrar la poca e irreal representación de las feminidades en Hollywood este cómic pasó a fundar las bases de lo que hoy se conoce como el Test de Bechdel.

¿Qué es el Test de Bechdel? Es una pequeña prueba que se utiliza para medir la representación de mujeres en un proyecto cinematográfico o televisivo. Este test alza a la luz la marginalización de los personajes femeninos en las películas, su pasividad en el transcurso de la trama y funciona como alarma para la industria ante este conflicto. Los criterios para pasarlo son tres: 1. aparecen al menos dos mujeres, 2. las cuales deben hablar entre ellas, 3. sobre algo distinto a un hombre. En las películas/series en las que este test sale inconcluso podemos ver como lxs personajes femeninos son o utilizados como mujer-objeto sexualizado, no hablan o simplemente existen para que avance la historia del varón sin desarrollo alguno de sus personajes.

Llama la atención observar que después de 30 años este test tan básico aún así no sea obsoleto. Muchas películas y series que se estrenaron en 2021 no logran superar estos 3 criterios: mirando la cartelera de septiembre-octubre ya noto que “Free Guy: tomando el control” con Ryan Reynolds no cumpliría con los requisitos para aprobar. A su vez, no les sorprendería saber que de las más de 90 películas ganadoras del Oscar en la categoría “mejor película”, menos de la mitad pasa el Test de Bechdel. 

Esta prueba es un muy fácil y accesible punto de partida para cuestionarnos qué y a quiénes vemos participar activamente en esta industria. Bechdel en los 80 se preocupó por las mujeres, pero ¿qué pasa hoy con la representación de la comunidad LGBTQ+, las personas racializadas, gordas, con discapacidad, por ejemplo? ¿queremos seguir viendo la misma historia protagonizada por el estereotipado varón-cis-blanco-heterosexual cómo el unívoco representante de nuestra sociedad?

También me parece de suma importancia implementar este criterio del tipo Bechdeliano entre aquellxs que forman parte del detrás de escena: ¿quiénes son las personas que escriben, dirigen, producen y filman por ejemplo? (por nombrar algunas de las muchas áreas dentro de una producción cinematográfica). Para abrir paso hacia la igualdad de oportunidades y diversidad de cuerpos, culturas, sexualidades, géneros e ideas en la Gran Pantalla es necesario que se escriban, produzcan e impulsen proyectos hechos por entidades que históricamente fueron excluidas y descartadas en la industria del entretenimiento.

Entonces, la próxima vez que elijamos qué peli o serie mirar un viernes a la noche quizás podríamos recordar el Test de Bechdel, leer con curiosidad y detenimiento los créditos o simplemente cuestionar la elección de tal o cual personaje, trama o diálogo…Tomar cualquiera de estos caminos es un paso más hacia nuestro objetivo último: que nos representen y así poder vernos reflejadxs en el espejito.

Nota escrita por: Lucila Lendner

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